Una historia casi increíble, por Juan Carlos



Había una vez un ser que se distanciaba un poco de la atención de los demás. Creía en cosas que la demás gente no creía, o no sabía, o no entraba en su entendimiento. Este ser, de pequeño parecía normal siempre estaba haciendo juguetes, de plásticos, goma, alambres, latón y materiales que conseguía de varias formas. La mayoría los encontraba tirados inútiles en el suelo.
Cuando llegó a la adolescencia le tendieron una trampa no supo cómo salir de ella, y su mente cambió. Se comportaba de forma extraña: a veces tenía mal humor y no sabía o no le creían cuando lo contaba; incomprendido por casi todos.
Llegó un tiempo que repasaba su pasado para averiguar lo que le ocurría, pues la gente le hacía sufrir, se trataba de bromas, o palabras dichas que los demás aprovechaban para traicionarle.
Un día descubrió otras formas de hacer otras cosas medio bien, hasta que llegaron los años, y pensó que tenía que cambiar el ritmo de la vida, porque se mermaron un poco sus  sentidos. Y de nuevo tendría que pensar que haría de ahora en adelante…su pulso ya temblaba, su vista era pésima, incluso su pensamiento y memoria no eran tan agudos, y no tenía tanta energía física. Lo que no cambió todavía es el trato de la gente…pensó en aislarse de ella, aunque hacía cosas que todavía podía hacer.

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